Gracias Miyamoto, imprescindible en la idea del Octavo Arte

Shigeru Miyamoto recibe Premio Príncipe de Asturias a la Comunicación y las Humanidades 2012 por ser "el principal artífice del videojuego didáctico, formativo y contructivo", según el jurado de la Fundación Príncipe de Asturias.

Se pasea por España, y por Asturias, como una persona simplemente genial. Moderno y vivaz refrenda el sentido que muchos buscamos a la creación y puesta de largo del Videojuego, del que yo denomino Octavo Arte: vitalidad. Además, ese genio hará que muchos intenten pararse a reflexionar para ayudar a buscar contenidos nuevos para este necesitado campo del Ocio. La juventud te mira, Príncipe.

Y fue considerado por la revista Time en 1997 como una de las cien personas más influyentes del mundo,compartiendo cartel con el Papa Benedicto XVI, el presidente chino Hu Jintao, el visionario Steve Jobs o el multimillonario Warren Buffet. La revista americana no ha sido la única en reconocer la influencia de las creaciones de este tímido japonés en la cultura universal.

Miyamoto ha creado iconos culturales universales como Mario, Donkey Kong o The Legend of Zelda que le han robado el top de popularidad al mismísimo Mickey Mouse, en varias ocasiones ha puesto “patas arriba” lo que todo el mundo entendía por videojuego (introduciendo la narración, creando universos donde la historia no era lineal sino que la creaba el jugador con sus decisiones…) y ha sido uno de los grandes innovadores de la industria diseñando productos como la consola Wii (que ha abierto el mundo de los videojuegos a prácticamente todo el mundo) y el Wii U GamePad (mando de Wii U con pantalla integrada de 6,2 pulgadas), software con vocación educativa (Wii Music o Nintendogs+cats), enfocado a cuidar de la salud (Wii Fit).

Miyamoto puso su primer pie en Nintendo en 1977 nada más graduarse en Diseño Industrial. Según asegura, “como diseñador industrial principiante que era, mi único sueño era crear algo muy original y sorprender a gente de todo el mundo”. Sin embargo, pasarían varios años (donde colaboró en recreativas como Sheriff o Radar Scope bajo la tutela del que se convertiría en su mentor, Gumpei Yokoi, creador de consolas como las míticas Game & Watch y Gameboy o de sagas como Metroid, la primera en la historia del videojuego protagonizada por una mujer) antes de que se le encomendara su primer proyecto: diseñar una máquina arcade pensada para el mercado norteamericano.