
Hay que destacar muchos datos y, entre ellos, estos:
1) En 2017, 16,2 millones de españoles han sido víctimas de la ciberdelincuencia, lo que representa casi la mitad (49 %) de la población adulta online.
2) En toda Europa, el coste del cibercrimen se situó por encima de los 23.300 millones de euros, una cifra que supera la suma del PIB de diez países europeos.
En resumen, los españoles han perdido más de 1.750 millones de euros -65,53€ por víctima- en los últimos doce meses a causa del cibercrimen. Cada víctima, además, perdió 22,1 horas (casi tres jornadas de trabajo) a consecuencia de los actos cometidos por los hackers.
Las víctimas del cibercrimen comparten un perfil similar, son consumidores que confían en sí mismos y que utilizan a diario múltiples dispositivos, tanto en casa como sobre la marcha:
Más del 31 % de las víctimas de la ciberdelincuencia en España posee un dispositivo inteligente para ver contenidos streaming, frente al 19 % de los españoles que no han sido víctimas de delitos online.
Las víctimas tienen casi el doble de posibilidades de poseer un dispositivo para el hogar conectado y de comprar con asiduidad a través del móvil cuando están fuera de casa que los consumidores que no han sido víctimas.
Sin embargo, las víctimas de los ciberdelitos son también más propensas a dejar agujeros de seguridad, dejando abiertas sus “puertas traseras” virtuales:
Las víctimas del cibercrimen admiten haber compartido al menos una de sus contraseñas con otras personas (algo que hace el 36 %, frente al 20 % de las no víctimas), echando así por tierras sus esfuerzos de seguridad.
· Incluso en caso de utilizar contraseñas distintas, las víctimas del cibercrimen tienden a guardarlas en un archivo en su dispositivo en casi el doble (12 %) de ocasiones que las no-víctimas (7 %).
· Igualmente preocupante es el hecho de que el 35 % de las víctimas españolas del crimen online han ganado confianza - pese a experiencias previas que han vivido– en su habilidad para proteger sus datos e información personal frente a futuros ataques, y que el 30 % piense que el riesgo de convertirse en víctima de los ciberdelitos es bajo o muy bajo.