
La revisada Ley para el Control de la Inmigración y los Refugiados de Japón, que ya está en vigor, obliga a tomar la fotografía y huellas dactilares a los ocho millones de extranjeros que viajan cada año a este país, a través de sus 27 aeropuertos y 126 puertos. Japón sigue así los pasos de EEUU.
Japón se ha convertido así en el segundo país tras Estados Unidos que introduce un sistema para recolectar datos biométricos de todos sus viajeros foráneos, a excepción de menores de 16 años, visitantes diplomáticos, invitados del Gobierno y residentes permanentes con un permiso especial, generalmente coreanos y taiwaneses.
La medida que ha despertado la protesta de abogados y activistas nipones es defendida por el gobierno japonés alegando la necesidad de endurecer las leyes de inmigración, de reforzar la seguridad nacional y de luchar contra el terrorismo internacional.
Pero colegios de abogados y asociaciones defensoras de losderechos humanos denuncian que los datos biométricos podrán serutilizados en cualquier tipo de investigación criminal y creenademás que la eficacia de las nuevas medidas será muy limitada.
"Esta nueva ley viola la intimidad de los extranjeros, puedeconducir a la discriminación contra ellos y además va más allá deuna mera medida antiterrorista", aseguró hoy Mitsuru Namba,del comité de derechos humanos de la Asociación de Abogados deJapón.
El procedimiento para fichar a los extranjeros en Japón, un paísque no exige visado previo, es sencillo, si bien su puesta en marchaen todo el país ha costado 3.600 millones de yenes (unos 33 millonesde dólares, 22,5 millones de euros).
A la llegada al control de pasaportes en Japón, a partir de hoyse pide al visitante foráneo que coloque sus dos dedos índices enuna pequeña máquina que procesa sus huellas dactilares y toma sufoto digital.
La información se envía de inmediato a una base de datos delMinisterio de Justicia, donde se contrasta con una "lista negra" condatos del propio Gobierno, Interpol y otros organismos, que incluyelos nombres de cerca de 900.000 ciudadanos buscados en el mundo.
En caso de que se detecte algún problema, el visitante seráinterrogado por un responsable de inmigración y, si se opone a pasarpor este trámite, será devuelto de regreso a su país.
Japón se ha convertido así en el segundo país tras Estados Unidos que introduce un sistema para recolectar datos biométricos de todos sus viajeros foráneos, a excepción de menores de 16 años, visitantes diplomáticos, invitados del Gobierno y residentes permanentes con un permiso especial, generalmente coreanos y taiwaneses.
La medida que ha despertado la protesta de abogados y activistas nipones es defendida por el gobierno japonés alegando la necesidad de endurecer las leyes de inmigración, de reforzar la seguridad nacional y de luchar contra el terrorismo internacional.
Pero colegios de abogados y asociaciones defensoras de losderechos humanos denuncian que los datos biométricos podrán serutilizados en cualquier tipo de investigación criminal y creenademás que la eficacia de las nuevas medidas será muy limitada.
"Esta nueva ley viola la intimidad de los extranjeros, puedeconducir a la discriminación contra ellos y además va más allá deuna mera medida antiterrorista", aseguró hoy Mitsuru Namba,del comité de derechos humanos de la Asociación de Abogados deJapón.
El procedimiento para fichar a los extranjeros en Japón, un paísque no exige visado previo, es sencillo, si bien su puesta en marchaen todo el país ha costado 3.600 millones de yenes (unos 33 millonesde dólares, 22,5 millones de euros).
A la llegada al control de pasaportes en Japón, a partir de hoyse pide al visitante foráneo que coloque sus dos dedos índices enuna pequeña máquina que procesa sus huellas dactilares y toma sufoto digital.
La información se envía de inmediato a una base de datos delMinisterio de Justicia, donde se contrasta con una "lista negra" condatos del propio Gobierno, Interpol y otros organismos, que incluyelos nombres de cerca de 900.000 ciudadanos buscados en el mundo.
En caso de que se detecte algún problema, el visitante seráinterrogado por un responsable de inmigración y, si se opone a pasarpor este trámite, será devuelto de regreso a su país.