El millonario estadounidense Charles Simonyi, recién llegado de la Estación Espacial Internacional (EEI), dice que sólo podría aguantar un mes allí.


El millonario estadounidense Charles Simonyi, recién llegado de la Estación Espacial Internacional (EEI), dijo hoy que podría haber vivido un mes entero en la órbita, pero no medio año como los cosmonautas profesionales.
"Pienso que en la EEI me pude haber quedado un mes sin problemas, pero seis meses es un período muy serio, que requiere un entrenamiento que yo no tengo", dijo Simonyi en la primera conferencia de prensa tras su regreso del espacio, el pasado sábado.

En compañía del cosmonauta ruso Mijaíl Tiurin y el estadounidense de origen español Michael López-Alegría, Simonyi afirmó que el momento que más le impresionó en su viaje fue el acoplamiento de la nave Soyuz TMA-10 con la EEI el pasado 9 de abril.
Simonyi, de 58 años, fue el quinto turista en visitar la EEI, donde permaneció casi catorce días debido a que el viaje de regreso se retraso un día, asunto que motivó el interés de la prensa.

El aplazamiento del regreso de la Soyuz se debió a que en la región de Arkalik, en el norte de Kazajistán donde debía aterrizar la nave, se produjo una inundación.
A su vez, Tiurin y López-Alegría establecieron un récord personal de estancia de una tripulación permanente de la EEI en el espacio, con 215 jornadas, incluidos los dos días del vuelo de ida.
Simonyi reveló a la prensa que tiene planes de volver a Rusia dentro de seis meses para recibir a los cosmonautas rusos Fiódor Yurchijin y Oleg Kótov, quienes le acompañaron en el viaje de ida a la EEI en la Soyuz TMA-10.
Yurchuijin y Kótov actualmente integran la décimo quinta expedición (EEI-15) junto a la estadounidense Sunita Williams, quien se encuentra en el ingenio espacial desde el pasado mes de diciembre.
Por su parte, López-Alegría dijo que le dio pena abandonar la EEI tras casi siete meses de estadía, en lugar de los seis previstos.
"Incluso pasados siete meses, con gusto me hubiese quedado más tiempo, hasta sentí un poco de tristeza cuando llegó el momento de regresar a casa", dijo López-Alegría, un poco turbado ante su esposa y su hijo.
Considerado uno de los astronautas más experimentados de la NASA, López-Alegría dijo que los vuelos en los transbordadores estadounidenses y la permanencia en la EEI suponen situaciones psicológicas muy diferentes para los cosmonautas.
"Durante los vuelos en los transbordadores los astronautas cumplen las misiones como robots, mientras que en la EEI durante meses se aprende a vivir en órbita", subrayó.
Al explicar cómo transcurre la vida de un cosmonauta a bordo, Tiurin resaltó que lo más grato es recordar a los seres queridos y los detalles más sencillos de la vida en la Tierra.
En cuanto a su experiencia personal, Tiurin dijo que sintió especial alegría cuando le informaron de que se había convertido en abuelo a 360 kilómetros de altura sobre la Tierra.